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Nacimiento de un Bebé Muerto


Nacimiento de un Bebé Muerto — La devastación
¿Te encuentras lidiando con el dolor del nacimiento de un bebé muerto? ¿Has escuchado las devastadoras palabras: “lo siento tanto, pero su bebé nació muerto”? Como madre, tu angustia es indescriptible, tú sabes que este dolor significa algo más que el aborto durante el primer trimestre, pero algo menos que el derecho a sufrir por la muerte de un bebé a término. No te sientes segura de qué sentir.

Tu dolor de corazón se profundizó cuando fuiste forzada a atravesar una labor de parto inducida y dar a luz a tu bebé: un bebé al que nunca mecerás, al que nunca llevarás a casa. Luego, estuvieron las gestiones de tratar con el certificado de defunción para tu bebé que nunca vivió y las decisiones en referencia a qué hacer con el cuerpo de tu bebé no nacido. Miraste a la minúscula forma de un hijo o hija y contemplaste sus ya perfectamente formadas orejas, ojos, manos y pies. Sentiste un dolor que torcía tus entrañas, que acompaña el saber que esa pequeña persona nunca escuchará, verá, caminará o sostendrá la vida en sus manos.


Nacimiento de un Bebé Muerto — Los hechos
Cuando ocurre la muerte fetal luego de las veinte semanas de embarazo, se hace referencia a ello como el nacimiento de un feto muerto. Cada año, uno de cada doscientos embarazos en los Estados Unidos, termina en el nacimiento de un bebé muerto1. La mayoría de estos ocurre sin ningún tiempo para prepararse. Los padres a menudo entran al consultorio del doctor, esperando escuchar noticias del desarrollo de su bebé y, en lugar de ello, deben enfrentar el quebrantador anuncio de la muerte del feto y el dolor que prosigue.

Incluso el derecho a sufrir es a veces retenido, debido a una sociedad que sostiene que un feto no es todavía un bebé, que el vientre de una madre no está llevando una preciosa vida. Aunque las madres que abortan no obtienen a menudo el apoyo necesario para el dolor, por lo menos están en capacidad de expresar su dolor abiertamente por la pérdida de un sueño y la terminación de un embarazo, que hubiesen terminado en el nacimiento de un muy esperado bebé. Las mamás y papás que pierden a sus niños que han llegado a término, tienen el apoyo durante el tiempo de dolor, de una comunidad que reconoce y legitima la pérdida de un hijo. Pero, cuando un feto muere en el útero, incluso la comunidad médica puede minimizar el inmenso dolor que acompaña dicha pérdida, al no definirla como la pérdida de un bebé.


Nacimiento de un Bebé Muerto — La historia de Mark y Crystal
Crystal y Mark habían estado casados por seis años, cuando decidieron que querían empezar su familia. Cinco meses después, la joven pareja estaba gozosa al enterarse que dentro de pocos meses podrían compartir sus corazones y hogar con su primer hijo. En el cuarto mes de embarazo, cuando supieron que Crystal estaba embarazada de una niña, celebraron en la sección bebés de una tienda cercana especializada en niños.

Leyeron todos los libros y absorbieron toda la información posible sobre el desarrollo de su niña. La primera vez que Crystal sintió que su bebé se movía, difícilmente pudo contener su gozo y se apresuró a llamar por teléfono a Mark para compartir la maravilla de esta experiencia. Aquella noche, mientras Mark le hablaba a su hija no nacida, también pudo sentir el movimiento de la vida. A los cinco meses, todo apuntaba a una hermosa y saludable niña.

Faltando pocos días para que se realice un baby shower, Crystal y Mark fueron juntos a su cita del sexto mes. Tristemente, lo que empezó como un potencial y emocionante pilar en el desarrollo de su bebé, terminó con una indescriptible tristeza cuando escucharon estas palabras:

“Lo siento tanto, Crystal y Mark, pero no puedo escuchar el latido de su bebé y no detecto movimiento”

Inmediatamente enviaron a Crystal a un hospital para que se realice un ultrasonido, el cual reveló que algo estaba trágicamente mal. La hija de Crystal y Mark estaba sin vida en el útero. Crystal fue admitida en la sala de partos y la colocaron en una habitación al final del pabellón de maternidad. Un pequeño y discreto adhesivo, con un pequeño lazo negro, advertía a cualquier visitante que la mujer detrás de la puerta no estaba celebrando el nacimiento de un bebé, sino experimentando el dolor del nacimiento de un bebé muerto. El hospital envió a una trabajadora social para que hablara con la joven pareja en privado. Ella les alentó a hablar de su pérdida y les permitió llorar. También les sugirió que le pusieran un nombre a su pequeña hija. Cinco horas después de la admisión al hospital, Crystal dio a luz a Michelle Renee. La conmoción del dolor emocional que acompañó a este nacimiento, hizo de esta una casi intolerable y horrorosa experiencia.

Al principio, la joven pareja no quería ver a su pequeña hija. Ya exhaustos por la carga física y emocional del día, se sentían incapaces de mirar al cuerpo sin vida de su bebé. Mark recordó las amables palabras de aliento de la trabajadora social, unidas a la cercanía de los miembros de la familia que le habían alentado a decir adiós. Es así que, más tarde en la noche, la pareja fue a decir adiós a Michelle. Ellos sabían que necesitaban validar la realidad de su pérdida y, aunque sea por unos momentos, ser padres.

El padre y madre de Mark, quienes vivían en la misma ciudad, fueron al hospital para realizar una vigilia de adoración por su hijo y nuera, para ofrecer amor y apoyo. En la sala de espera de los familiares, el Sr. y la Sra. Carter se encontraron rodeados de otros abuelos que esperaban ansiosamente el nacimiento de sus nietos.

Más tarde en la noche, Mark dejó a su esposa por un momento para ofrecer a sus padres la oportunidad de decir adiós a su primera nieta. La pequeña Michelle, quien pesaba solo dos libras, yacía en un almohadón de satín dentro de una sala privada, reservada para guardar luto por los seres queridos. Cuando la Sra. Carter entró a la habitación, estaba abrumada por la emoción, de la perfectamente formada miniatura que yacía ante ella. Ella se inclinó y tocó los pequeños deditos de su nieta y se maravilló por la belleza de sus pies. La Sra. Carter finalmente fue capaz de comprender la realidad de la muerte de esta niña y llorar la pérdida de su primera nieta.

Tarde en la noche, Mark solicitó que se le permitiera ver a su hija una vez más. Una muy compasiva enfermera trajo a la pequeña Michelle a la habitación de la pareja, envuelta en una pequeña manta blanca. Mark sostuvo a su pequeña hija y la meció. Sus lágrimas rodaron libremente.

Debido a que Crystal estaba en su sexto mes, Mark y Crystal tuvieron que lidiar con las formalidades de un Certificado de Defunción y con las opciones para el entierro del pequeño cuerpo de su hija. Les dieron la opción de arreglar el sepelio del cuerpo de Michelle o de permitir que el hospital lo hiciera. Ellos escogieron cremar a Michelle y hacer que sus cenizas se ubicaran en un medallón como un recuerdo y testimonio de su vida no vivida. En los meses siguientes, la joven pareja experimentó el amor de su iglesia local y encontró apoyo para continuar el proceso de duelo, tanto en la familia como en los amigos.

Dos años más tarde, Mark y Crystal tienen un hermoso hijo de seis meses. Ellos llegaron a entender y comprender la importancia de llorar por la profunda pérdida de un hijo. Debido a su experiencia, ellos están capacitados en la actualidad para ofrecer empatía y apoyo a otras parejas que están experimentando el dolor de un bebé muerto. Las palabras de Mark a su madre en la mañana que sacaba a su hijo del hospital, están grabadas en su memoria como un reflejo, tanto del profundo dolor que acompaña la pérdida de un hijo, como del inmenso gozo de la vida luego de la pérdida.

“Mamá, ahora dejamos el hospital. En esta ocasión, puedo llevar a mi bebé a casa”.

Aprende a sobrellevarlo

1 (www.marchofdimes.com)
(Aunque esta es una historia real, los nombres de todos los individuos han sido cambiados para proteger la confidencialidad de los involucrados).



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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