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Peleas Matrimoniales


Peleas Matrimoniales — La Fuente
Las peleas matrimoniales son una parte normal de la vida de las parejas. Cuando dos personas se unen en matrimonio, las peleas están destinadas a suceder. Cada persona ha tenido diferente experiencia de vida e indudablemente, tiene diferentes expectativas del matrimonio y de su cónyuge. Por lo tanto, cada uno va a reaccionar diferente a los desafíos de la vida.


Peleas Matrimoniales — La Respuesta
Cuando dos o más personas se juntan, las posibilidades de las peleas matrimoniales están destinadas a aumentar. Las peleas matrimoniales no son malas por sí mismas, es nuestra respuesta a esas peleas las que pueden ser útiles o dañinas. Las peleas matrimoniales pueden ser los retos que nos ayuden a crecer como personas más maduras y en una relación más madura o pueden destruir nuestro matrimonio. Probablemente Dios está usando las peculiaridades de nuestro cónyuge como una lija para pulir las duras aristas de nuestro propio carácter.

Es posible que te sorprenda saber que la Biblia trata este asunto. En el libro de Santiago se dice que debemos ser felices cuando el camino es duro, porque entonces nuestra paciencia tendrá la oportunidad de crecer. Cuando nuestra paciencia crece, eso muestra que somos maduros (Santiago 1:1-4). Esto demuestra que el amor realmente habita en nosotros. El verdadero amor es muy paciente y bondadoso, nunca celosa o envidioso, jamás jactancioso, egoísta o rudo. El amor no demanda nada para sí. No se enoja fácilmente, no mantiene resentimientos y difícilmente nota cuando los otros se han equivocado (1 Corintios 13).

Vemos lo que realmente está dentro de nosotros cuando nuestro cónyuge “presiona el botón”. ¿Explotaremos en ira? ¿Seremos rudos? ¿Exigiremos que nuestro cónyuge haga las cosas a nuestra manera? ¿Permitiremos que las peleas conyugales gobiernen nuestras vidas? ¿Implementaremos técnicas para crear una mejor comunicación? Aunque nuestro cónyuge puede estar equivocado en lo que hace o dice, nuestra respuesta muestra cómo somos nosotros de verdad en nuestro interior. Tenemos una opción. Podemos reaccionar de una manera constructiva o podemos reaccionar de una manera negativa, mostrando nuestra ira, nuestra sensación de injusticia y nuestro orgullo herido.


Peleas Conyugales — Ejemplos
No debemos ir muy lejos para examinar ejemplos de las peleas conyugales. Las peleas pueden variar, desde un desacuerdo menor sobre qué cenar esta noche, a un extremo de abuso.

A menudo es fácil compadecerse y sentirse lastimado o sentencioso cuando las peleas matrimoniales se dan. Ha habido momentos en mi propio matrimonio, cuando en verdad he sentido que he dado todo lo que podía dar y que era el momento de que él cambiara. Descubrí en la consejería y la oración que mi corazón y mis motivaciones estaban con frecuencia lejos de lo correcto o noble y que estaba muy equivocada en mis actitudes y reacciones con mi esposo. He comprendido que mi esposo tiene mucho que decir y que, a menudo, está en lo correcto.

Hay un ejemplo en la Biblia de una mujer que tenía todos los motivos para estar enojada con su esposo, para ser ruda, para reprocharle, pero no lo hizo. En lugar de eso, ella eligió ser pacificadora. Su nombre era Abigail y el nombre de su esposo era Nabal. La historia se encuentra en 1 Samuel 25. Nabal hizo algo tonto. Él insultó a los hombres de David y los insultó cuando David necesitaba ayuda. David estaba muy enojado y quería matar a Nabal y todos sus hombres. Abigail, en lugar de estar enojada con su esposo y reprocharle por su estupidez y por haberlos puesto a todos en un peligro mortal, actuó de una manera constructiva y salvó sus vidas.

Un ejemplo moderno de una actitud como la de Abigail, es la de una joven pareja en la cual el esposo dejó la iglesia en la cual se habían criado y casado, para adentrarse en lo oculto. Aunque esto partió el corazón de la joven esposa, ella no permitió que las peleas conyugales se salieran de control. Ella fue paciente y amable con él. En lugar de criticarlo, ridiculizarlo y hostigarlo por su elección, lo cual seguramente los hubiera separado, ella eligió continuar respondiéndole en amor. Debido a su actitud hacia él, con el tiempo él se dio cuenta de su equivocación al hacer esa elección y retornó a su iglesia.

Conoce Más Sobre el Manejo de la Ira.



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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